Hoy os quería contar por qué me
siento tan unida a los gatos, por qué son mis animales favoritos y cómo han ido
pasando por mi vida, como han influido en mí y como he aprendido con ellos. Y
veréis muchísimas curiosidades sobre mi persona relacionadas con los gatos.
Es curioso porque claramente hay
personas que son más de gatos o más de perros, es una cuestión de afinidad, y
aunque nos gusten los animales y respetemos a ambos, perros y gatos, siempre
nos gustan más unos u otros. En mi caso yo soy del equipo “gatos”. Y es que
desde que era pequeña podríamos decir que me he criado con gatos, también he
tenido algunos perros (cuatro en concreto), pero para mí no es igual, los gatos
son mis favoritos, me gusta vivir por lo menos con un gato, es una necesidad y
podríamos decir que los entiendo bastante bien.
El primer gato que tuvimos se lo
encontró mi padre entre la maleza, al lado de una casa de campo que teníamos de
Lucena, yo era bastante pequeña, y mi padre lo escuchó maullar y fue a
investigar, los cazadores habían matado a su madre y el pobre había sobrevivido pero estaba solo
en el mundo, así que nos lo llevó a casa y lo criamos. Lo alimentamos con un
biberón de juguete que yo tenía, que venía lleno de caramelos, le hicimos un
agujero en la tetina y así le dábamos leche. Era un precioso gato atigrado de
color marrón, que se hizo muy grande y fuerte, pero también muy violento. Mi
madre le puso nombre, “Salvatore”, ya
que por aquella época veíamos Las chicas
de oro, y el personaje de Sophia
siempre que llamaban al timbre pensaba que era su marido Salvatore que volvía,
y a mi madre le gustó el nombre. Pero el gato resultó tener un instinto salvaje
brutal, era un carnicero que nos hacía polvo las piernas, os contaré que para
salir de mi cuarto tenía que montarme en la cama y saltar hacia la puerta, en
vez de pasar por delante de la cama porque el gato se metía debajo para
morderme los tobillos al pasar. Atacaba a mi madre sin parar, había que
encerrarlo cuando venían visitas, y finalmente le hizo una herida muy
importante a mi madre con los colmillos y hubo que llevarlo a la casa en el
campo de nuevo. Y al contrario de lo que muchos podríais pensar, allí vivió muy
bien, porque era un animal con un instinto muy fuerte, y era muy salvaje.
Algunos de los gatos que teníamos en la casa en el campo, no hay fotos de Salvatore. |
Luego llegó una gatita a la casa
de campo, una preciosa europea tricolor (o europea carey y blanco) y tuvieron
gatitos, los primeros de muchas, muchísimas camadas (los famosos gatos con los
que me crié). Finalmente Salvatore se fue, supongo que si sabéis de gatos,
sabréis que en cualquier lugar donde los gatos puedan entrar y salir, los gatos
machos viejos vienen a aparearse con las gatas jóvenes y echan a los gatos
jóvenes. Después de un par de años, un día yo estaba en el suelo de nuestro
campo, debajo de los pinos, haciendo algo, y de pronto sentí que me miraban,
levanté la cabeza y al otro lado de la alambrada, entre la maleza, estaba
Salvatore, fue increíble, se había convertido en un gato enorme, sano, con un
pelo brillante, fuerte, sería algo así como La
roca, pero en gato. Le llamé para que viniera, pero no se movía,
simplemente me miraba, sabía quién era yo, me reconocía, pero no hizo nada, se
quedó allí mucho rato, y fue maravilloso ver como se había convertido en una
criatura poderosa y salvaje. Eso me enseñó algo, hay gatos que están hechos
para vivir en hogares, cuidados por humanos, y hay gatos que están hechos para
vivir en la naturaleza, es como si metieras a un lince en tu casa, sería
imposible, demasiado instinto y fuerza, es un auténtico depredador, tendrías
que liberarlo, en cambio hay gatos que viven en la calle y están enfermos y no
pueden sobrevivir, necesitan a seres humanos que les ayuden.
Las camadas de gatos se fueron sucediendo
en el campo, cómo a la primera gata, a la madre de cada una de las nuevas generaciones
yo la llamaba Cati, porque siempre llamo a las gatas “Gati”, y pensé, “eso no es
un nombre”, pero Cati se parece y sí es un nombre.
Miu |
Miu y yo |
Ente tanto un día, mi hermana
llegó con un gatito siamés que le dio el novio que tenía por aquel entonces, yo
tenía 9 años, y ese gato me encantó, en aquel entonces yo estaba obsesionada
con los animales y con ser veterinaria cuando fuera mayor. Mi hermana le puso
de nombre Arnold, pero yo le llamaba Miu, porque había visto muchos gatitos,
pero nunca había visto a ninguno que maullara como él, de manera tan aguda,
diciendo “miuuu”, “miuuuu”, y le dije “¿Miu, ese es tu nombre? Pues así te voy a llamar”, cosas de niñas
de 9 años. Al principio mi hermana cuidaba de él, pero con el tiempo empecé a
cuidarlo yo, porque yo pasaba mucho tiempo con él, de hecho incluso dormía
conmigo, a escondidas, estaba siempre conmigo, lo crié, lo eduqué, y lo tuve
conmigo 15 años, y fue realmente duro verlo morir. Tenía un carácter muy fuerte,
dicen que es porque los siameses son extremadamente inteligentes, y realmente
lo era, era capaz de abrir puertas cerradas con sus garras.
Miu |
Mis libros de gatos |
Al principio de tener este gato,
y teniendo también a todos esos gatos a mi alrededor cuando iba al campo por las
tardes o los domingos, me di cuenta de que los gatos eran criaturas increíbles,
empecé a pedir que me regalaran libros de gatos para mis cumpleaños, empecé a
recortar artículos de gatos de las revistas de mi madre, a pedir que me
compraran la revista El gato, incluso empecé unos fascículos de gatos. Dibujaba
gatos y felinos por todas partes. Hice una carpeta de anillas llena por
completo de apuntes sobre gatos, de dibujos y
recortes, era como mi propio libro de gatos, la gente veía esto y les
parecía que estaba obsesionada con los gatos, pero… yo siempre aprendo todo lo posible
de los temas que me gustan y luego paso a aprender otra cosa (los demás no lo
entienden, pero funciono así).
Mi carpeta sobre gatos |
Una carta que escribí a una revista de gatos. |
En el campo, me escondía y los
observaba, porque eran fascinantes, los veía relacionarse entre sí, veía a las
gatas en celo, veía a los gatos de fuera venir, rechazar a las gatas viejas y
aparearse con las jóvenes, los veía jugar, comer, cazar, trepar, me encantaba
cuando llegaba el momento de la puesta de sol y salían todos al césped a
tumbarse y a jugar y disfrutar. Una de las gatas me parió encima, los gatitos
habían nacido muertos, la gata nos seguía desesperada maullando y nadie le
hacía caso, yo la escuché y pensé que me quería decir algo, que algo le pasaba,
me acerqué y empecé a palparla y me di cuenta de que tenía contracciones y
estaba dilatada, se lo conté a los mayores y nadie me hizo caso, así que cogí
un trapo del polvo, me lo puse encima y coloqué a la gata encima de mí, la estuve
tranquilizando hasta que de pronto parió un último gatito muerto enredado en la
placenta y llenó todo de sangre. Esto es lo que pasa cuando te gustan los
animales y los escuchas. Fue realmente increíble.
Mi carpeta sobre gatos |
En otra ocasión también tuve una
experiencia desagradable, y es que una de las gatas que teníamos había
parido por primera vez y fui a ver los
gatitos, cuando llegué me encontré que se los estaba comiendo, tenían las
patitas comidas y algunos la mitad del cuerpo, y maullaban, estaban vivos, creo
que es lo peor que he visto en mi vida, pero esa gata hacía cosas realmente
raras.
Mi carpeta sobre gatos |
Poco a poco cada vez había menos
gatos en la casa en el campo, la gente que venía a la campaña de la fresa,
porque alrededor había campos de cultivo, se llevaban muchos gatitos de nuestro
campo. Y los machos se iban. Finalmente mi padre vendió el campo.
Miu |
Cuando Miu murió me llevé muchos
años sin tener ningún gato, ya que mi madre no quería ninguno más y era
inflexible. Cómo alérgica, tras su muerte de pronto me sensibilicé un montón y
empecé a ser mucho más alérgica, siempre he sostenido que él era mi vacuna
contra la alergia al pelo de los gatos, me habituó. Y al morir, me empezó a dar
alergia todo.
El primer día de Freyja en casa |
Segundo día de Freyja en casa. |
Pasaron los años, mi vida cambió
por completo y me vine a vivir con mi pareja, y ocurrió una cosa muy extraña,
empecé a soñar con una pequeña gatita tricolor, casi todas las noches. Soñaba que
la escuchaba maullar y la recogía, que la abrazaba y la cuidada. Una noche soñé
que ella maullaba, y yo salía corriendo a la calle y cuando abría la cancela
estaba en la carretera agachadita llorando, y yo la recogía y le decía “no te preocupes, que yo te voy a cuidar y
nunca más vas a pasar frio ni hambre.” Así que le conté estos sueños a mi
novio. El resultado fue que decidimos recoger a un gato, sabíamos que en
Corrales hay una colonia de al menos 30 gatos, entre los adosados que no se
terminaron de construir por la crisis, la gente va a alimentarlos, así que nos
desplazamos a Corrales para intentar traernos a uno. Madre mía, cuando fuimos
había gatos preciosos, pero ninguno se dejaba coger, te arañaban o mordían o
directamente se metían por las tuberías y se ocultaban. Me fui de allí muy
triste, porque realmente quería volver a tener un gato.
Freyja |
Freyja |
Estaba teniendo
problemas de salud y estando así tenía incluso más ganas de tener un compañero
gatuno. Así que en secreto mi pareja le contó todo a su madre, y esta le dijo
que sabía una casa donde tenían una gata que había tenido una camada y
necesitaban dar a los gatitos. Sin que yo lo supiera fueron a ver los gatitos y
la madre de mi pareja escogió una gatita preciosa. Ese día, cuando llegó mi
novio, yo estaba sentada en el sofá, no me encontraba bien, abrió la puerta de
la casa solo unos centímetros y dejó entrar a la gatita. Madre mía, que
emoción, cuando la ví, con que ganas la cogí y la abracé, y era tan preciosa y
tan cariñosa. Y esa es la gata que veis en cientos de fotos en mi Instagram, le
puse de nombre Freyja (ya sabéis, yo y la cultura nórdica). Ya ha cumplido un
año, le hemos dado todo lo que hemos podido y está muy sana y bien cuidada, la
queremos mucho y por mi parte deseo que pueda vivir 15 años como Miu, o más. Y
pienso que el día que ella ya no esté recogeré o adoptaré a otro, porque mi
deseo es tener gatos conmigo el resto de mi vida, no puedo vivir sin ellos, me
hacen feliz.
Freyja actualmente |
Con los gatos he aprendido muchas
cosas, por ejemplo, que la gente piensa que normalmente los seres humanos
enseñamos y educamos a los gatos, pero es que ellos también nos enseñan a
nosotros, me veo un poco gatuna, incluso mi pareja me lo dice a veces. Puedes
aprender hasta su lenguaje, que no es verbal como el nuestro, sino sonoro y
corporal, y una de las cosas que me sorprendió después de ese periodo con
gatos, era que cuando llegó Freyja, en todo momento, cuando ella me maullaba,
yo sabía lo que quería, o por qué maullaba, como si no hubiera dejado de tener
contacto con gatos, es un poco como montar en bicicleta. Ellos también te
enseñan, tú puedes aprender de ellos, por lo menos, lo referente a su
conducta y manera de vivir.
Y esta es mi extensísima vida con
los gatos, siento si ha sido largo, pero es que son muchísimos años resumidos
en tres páginas, espero que os haya gustado mucho.
1 comentario:
Sabes me gustò muchísimo tu historia con los gatos,y es que son muy lindos,yo tuve una gatita llamada pininna,que cuando se fué me quedé triste.
No se por qué razón se alejó;abandonó a sus hijos,y como eran pequeños y no sabia como cuidarlos,ellos murieron.
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